Gustavo Córdoba: “Se empieza a ver la eventualidad de que sean dos candidatos peronistas los que disputen la segunda vuelta”
Por noveno mes consecutivo la inflación sigue siendo visibilizada como el principal problema del país, la aprobación de la gestión del gobierno nacional bajó al 29%, mientras que el rechazo llegó al 70%; sigue el pesimismo respecto de la marcha de la economía con casi un 70%. Estas son solo algunas de las conclusiones del último estudio realizado por la consultora Gustavo Córdoba y Asociados a nivel nacional.
Para conocer algunos detalles más de ese estudio, y las posibilidades de cambios en ese escenario, Comunicación Pública dialogó con Gustavo Córdoba, experto en comunicación política y titular de la firma.
¿Frente a este panorama pesimista e incierto, creés que el gobierno tiene chances de revertir la situación de cara al calendario electoral?
Siempre hay posibilidades para revertir esta situación, aunque depende de muchos factores, sobre todo de que el gobierno retome la iniciativa, y de que la economía comience a producir resultados positivos.
En esa línea, el principal problema es el tiempo: el año pasado que había más margen, de alguna manera el gobierno dilapidó tiempos; a principios de este año también. Ahora, en tanto, cuando se empiezan a ver los primeros indicios de las estrategias electorales, y le niegan la posibilidad a Vidal del desdoblamiento electoral, por ejemplo, uno entiende que el gobierno sigue tomando decisiones que lo están acorralando.
Es interesante en esa línea ver los casos de Morales en Jujuy o Cornejo en Mendoza, que entendiendo que en la progresión del tiempo Macri por cómo estaba, y aun mejorando, los iba a complicar en la posibilidad de ir juntos en una elección, tomaron la decisión de desdoblar.
¿Con eventuales triunfos que pueden impactar positivamente en el escenario nacional, además?
No, sólo con la provincia de Buenos Aires se puede cumplir ese efecto, por eso el desdoblamiento de Vidal era buscado como una manera de salvar a la provincia y de darle un efecto positivo, y también por eso el error estratégico del gobierno en la decisión de unificar las elecciones de Capital, Provincia de Buenos Aires y nacional, con la idea de repetir el escenario de 2015, donde Vidal traccionó hacia arriba a Macri, y tuvo un corte de boleta favorable, además, de entre 5 y 6 puntos.
Lo cierto, y ahí está el error, es que el escenario cambió: Hoy Vidal mide entre 30 y 35 puntos, depende la encuesta, y Macri entre 20 y 25. Esa diferencia de 10 puntos implica que ella necesita hoy 10 puntos de mínima de corte de boleta, de su propia boleta, para ser competitiva y tener chances de ganar la elección.
¿Y eso es posible o verificable históricamente?
No, y eso sí te diría es casi imposible que suceda, ya que la lógica de la tracción electoral, en la mayoría de los casos, indica que el tramo de la boleta más importante impone su dinámica al resto.
Frente a este panorama sin embargo el arco opositor no termina de ordenarse, ¿qué pasa hoy con Alternativa Federal según registra el estudio?
Creo que en el caso de Alternativa Federal todo sigue siendo pura potencialidad. Hoy hay un ensayo en la provincia de Córdoba, que habrá que ver cómo impacta cuando esté el resultado electoral, pero donde yo creo que Schiaretti va a tener la posibilidad de erigirse como un articulador del espacio nacional.
Debemos tener en cuenta que todavía no tienen una identidad, contornos, o una estrategia electoral muy definidos, pero sí la potencialidad de desplazar al macrismo de la segunda vuelta. El año pasado eso era una posibilidad remota, en cambio este, la principal novedad que trajo es que dentro del radar de las posibilidades se empieza a ver la eventualidad de que sean dos candidatos peronistas los que disputen la segunda vuelta.
En un escenario de primarias pudimos registrar: 35 puntos para CFK, 28 para la sumatoria de Lavagna, Urtubey, Massa, Stolbizer, y Pichetto, y 22 para Macri. El dilema del peronismo federal es, entonces, crear una identidad con la capacidad de que todos los que son parte se voten entre sí, y al que salga en primera vuelta, algo que todavía no se está produciendo. El referente que tenga la tarea de construir eso, tal vez sea Schiaretti, luego del 12 de mayo.
¿Y qué pasa con el fenómeno Lavagna?
Lavagna, desde hace pocas semanas, ha comenzado a ser visualizado con perfil de candidato, hasta ese momento se lo veía como un personaje técnico, periférico de la política, y desde hace días está entrando en clima de candidato electoral. Por un lado, la imagen positiva ha bajado, como les pasa a todos los que entran al barro, y no es mala señal para él; y luego se destaca por su capacidad de atraer votantes mayores de 60 años, que eran un baluarte de Macri, y también es de los pocos atractivos para el votante moderado, que se siente equidistante de los núcleos duros kirchneristas y macristas, que pertenece a la clase media, vive en grandes ciudades y está desilusionado con Macri. Lo cierto habrá que ver cómo evoluciona esto.
Y qué decisión tome Cristina Fernández
Exacto, porque nos guste o no, al menos hoy, sigue siendo ella la que tiene la llave de lo que puede pasar. Su decisión de ser o no candidata abre escenarios completamente diferentes.
Y yo creo que hoy, en esa decisión no es tan importante para ella la visión de la victoria, que es probable, como la cuestión de la gobernabilidad, en un contexto internacional de una Argentina muy débil, con los organismos de crédito internacionales en contra, con Trump en contra, los presidentes de Chile y Brasil en contra, los vencimientos de deuda, y una Cámara de Diputados que seguramente no será tan afín como durante sus gobiernos.
¿Entonces, aunque el tablero parece moverse mucho, finalmente la incertidumbre es la gran protagonista todavía?
Pesimismo, desilusión e incertidumbre son las tres palabras que entiendo marcan el escenario actual.
Pesimismo porque se registran nueve meses consecutivos en que la inflación sigue siendo el principal tema del país, con más del 60 por ciento del país pensando, además, que vamos a estar todavía peor en materia económica; porque Macri por décimo mes consecutivo no ha parado de caer, y porque la brecha desde dos años atrás lo ubica en su peor momento.
Desilusión por el no cumplimiento de las promesas electorales, sobre todo en los núcleos duros del macrismo que ha desgranado su base electoral. Ese tercio que el gobierno decía sostener a pesar de los errores, hoy se parece más a un cuarto y, dependiendo del escenario, a un quinto.
Incertidumbre porque ya la recuperación no depende tanto del gobierno como del tiempo, y de la decisión de un actor externo a ellos como es Cristina Fernández.
En este contexto, entonces ideas como valorar el largo plazo, valorar el esfuerzo, etc. caen en saco roto porque la pregunta del millón es cómo el gobierno no entiende el día a día, cómo no tiene la más mínima empatía con el sufrimiento cotidiano de miles y miles de argentinas y argentinos. Pensar que eso no va a tener una traducción electoral me parece de una inocencia política extraordinaria.